El “Retrato de Dama” robado por los nazis llegó al Palacio de Tribunales bajo máxima custodia

La pintura, desaparecida por más de 80 años y reclamada por herederos de una familia judía neerlandesa, quedó bajo custodia de la Corte Suprema en Buenos Aires. El caso podría sentar un precedente sobre restitución de obras saqueadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Con un operativo que combinó logística judicial, medidas de seguridad y protocolos de conservación, el cuadro Retrato de Dama, atribuido al pintor italiano Giuseppe Ghislandi, fue trasladado este lunes al Palacio de Tribunales de la Ciudad de Buenos Aires. La obra, robada por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial y hallada recientemente en Mar del Plata, quedó bajo custodia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El procedimiento fue encabezado por el juez federal de Mar del Plata, Santiago Inchausti, quien supervisó personalmente el embalaje y transporte del lienzo desaparecido durante más de ocho décadas.
El cuadro fue protegido con materiales especiales y trasladado en un camión monitoreado con control de temperatura y humedad, hasta ingresar al edificio de Tribunales por la calle Tucumán.
Allí, fue ubicado en una sala de seguridad con acceso biométrico, cámaras de vigilancia y custodia permanente, mientras se aguarda la resolución judicial que determinará su futuro.
Un conflicto judicial e internacional
El caso involucra a múltiples actores y promesas de un litigio prolongado. Por un lado, los herederos del marchante judío neerlandés Jacques Goudstikker reclaman la restitución de la obra, denunciando que fue expoliada durante el régimen nazi y posteriormente desapareció en el mercado de arte clandestino.
Por otro, la familia Kadgien, descendiente de un jerarca nazi radicado en Argentina, asegura que el cuadro fue adquirido de manera “legítima” décadas atrás y niega cualquier acusación de encubrimiento o posesión indebida.
Mientras tanto, expertos europeos en arte antiguo pusieron en duda la atribución a Ghislandi, lo que podría modificar radicalmente el valor histórico y jurídico del hallazgo.
Una obra con más preguntas que respuestas
El descubrimiento en Mar del Plata se produjo tras una denuncia anónima que alertó sobre la presencia de una pintura “de origen incierto” en una residencia particular. Luego de un allanamiento ordenado por la Justicia Federal, la pieza fue secuestrada y sometida a peritajes.
Los estudios iniciales confirmaron su antigüedad y coincidencia parcial con registros de obras robadas durante el nazismo, pero aún falta la verificación final mediante análisis comparativos internacionales.
El caso no solo enfrenta a familias y expertos, sino que reabre el debate sobre la restitución de bienes culturales expoliados durante conflictos bélicos y el rol de los Estados en la preservación y reparación histórica.
Perspectiva internacional
Fuentes diplomáticas europeas confirmaron que la Embajada de los Países Bajos en Buenos Aires sigue de cerca el proceso judicial. Si se confirma la procedencia de la obra, el caso podría derivar en un pedido formal de restitución al Estado argentino bajo tratados internacionales de protección del patrimonio artístico.
En tanto, voceros de la Corte Suprema señalaron que la prioridad será garantizar la integridad física y la conservación del cuadro, mientras avanza la investigación sobre su procedencia y autenticidad.